El valor del matrimonio no reside en que los adultos hagan niños, sino en que los niños hagan adultos.
La primera mitad de la vida nos la estropean nuestros padres; la segunda, nuestros hijos.
Todos los hombres quieren la muerte de su padre.
El niño reconoce a su madre por la sonrisa.
No hay niños ilegítimos, sólo padres ilegítimos.
Hay un solo niño bello en el mundo, y cada madre lo tiene.
Si alguien quiere saber cómo educar bien y perfectamente a los niños, debe preguntárselo a los que no los tienen.