La razón primordial de la vida, para el hombre, es el sentimiento de la propia voluntad y del propio poder que le permite crear los hechos según esa voluntad.
Cuando hayamos descubierto las leyes que rigen la vida, nos daremos cuenta de que el hombre de acción se ilusiona más que el soñador.
La vida consiste no en tener buenas cartas, sino en jugar bien las que uno tiene.
La vida no es como un arca inmensa llena de posibilidades. Es más bien como un enorme río lleno de posibilidades.
La página abierta de la vida es hermosa; pero es más bella todavía la página sellada.
En verdad que el hombre no es más que una sombra, y la vida, un sueño.
La vida no merece que uno se preocupe tanto.