Hay moral social, una moral cristiana y cien morales más; se podría hasta hablar de una moral de banquero, una moral de prostituta. Pero por encima de todo hay una moral esencial que consiste en no hacer daño a nadie.
La utilidad y la bajeza no pueden existir en una misma persona o cosa.
Goza y haz gozar sin causar daño ni a ti ni a nadie; eso es a mí entender toda moral.
La moral es la higiene del alma.
Se comprende que acudan a que la autoridad les moralice el teatro, los que no saben contener su curiosidad por las inmortalidades.
Mientras seáis jóvenes, haréis bien de que vuestros corazones no pidan limpieza, porque quizá necesitéis, al lavarlos, retorcerlos también.
La moralidad consiste en la bondad de la voluntad.