La vanidad se descubre, igual que un delito.
Se habla poco cuando la vanidad no toma parte en la conversación.
Suprime la vanidad en las mujeres y habrás suprimido la mitad, por lo menos, de ambición en los hombres.
La vanidad dominante de cada individuo será fácilmente descubierta observando el asunto favorito de su conversación, porque cada uno habla con más preferencia de aquello en que desea se le tenga por aventajado.
Lo que hace insoportable la vanidad de los demás es lo que hiere a la nuestra.
La vanidad no atiende razones sino cuando está satisfecha.
Poeta senador o zapatero, nadie se resigna a no ser el objeto de la vida universal.