El oro prueba los metales, la miseria al hombre fuerte.
Al desdichado las desdichas le buscan y le hallan, aunque se esconda en los últimos rincones de la tierra.
Bien dicen que la ventura huye de quien la procura, y busca sin ser buscada.
Que no me quieren dar muerte por negarme este descanso.
Acaso debemos desear que el mal sea insoportable; entonces estaremos más cerca de buscar el remedio.
Como Dante en Florencia, se paran a mirarme porque yo soy el hombre que ha bajado a los infiernos.
Los náufragos no eligen el puerto.