Cuando llegue el día que debe separar los elementos divinos y humanos de mi compuesto, dejaré aquí el cuerpo, donde lo encontré, devolveré a los dioses mi ser.
Morir es un acto de la vida y, tanto en éste como en los demás, lo esencial es hacer bien lo que se está haciendo mal.
La muerte, siendo un hecho universal, es a la vez tan personal, que de ella puede decirse que es el momento en que espiritualmente se condensa la vida.