La mayor recompensa de nuestro trabajo no es lo que nos pagan por él, sino aquello en lo que nos convierte.
La calidad nunca es un accidente; siempre es el resultado de un esfuerzo de la inteligencia.
Todas las enfermedades del espíritu que conducen a la más triste ruina derivan principalmente del aislamiento. Son la concentración del hombre sobre sí mismo.
Cabe preferir una derrota honrosa a una victoria mezquina; es la manera de realzar el ideal.
Cuando los hombres están ocupados ennacen de su propio trabajo.
Educar a un niño no es hacerle comprender algo que no sabía, sino hacer de él alguien que no existía.
Es sólo mediante el trabajo como se puede lograr la salud del espíritu, así como solamente en el pensamiento cade ser feliz en el trabajo; estas dos cosas no pueden separarse impunemente.