Nuestras formas de representación son siempre y sólo nuestros ojos; la naturaleza es la única que sabe lo que quiere y lo que quiso.
Cierra los ojos y verás.
El ojo ve a Dios solamente a través de las lágrimas.
El órgano con el que he comprendido el mundo ha sido el ojo.
Creer que no sufre un ser porque sus ojos no expresan nada es un error fácil de cometer.
¡Son tan hermosos, tan profundos y tan limpios, que desearía uno bañarse en ellos.
Aquellos dos bellos ojos mucho más claros que el sol, ¿quién pensó jamás verlos tornarse tierra oscura?