Feliz el que reconoce a tiempo que sus deseos no van de acuerdo con sus facultades.
La felicidad consiste en el desarrollo de nuestras facultades.
Usar de las facultades que me concedió la naturaleza es la única voluptuosidad independiente del socorro o de la opinión de los demás.
La suprema facultad del hombre no es la razón, sino la imaginación.
Ocurre con las facultades del alma lo que con las del cuerpo: cuando no las ha dado la naturaleza, se les adquiere por la educación y la cultura.
Tres facultades hay en el hombre: la razón, que esclarece y domina; el coraje o ánimo, que actúa, y los sentidos, que obedecen.