Desconfíe de los que dicen «si no fuera por la educación, ya le diría yo lo que siento», porque la buena educación está en no sentir nunca el deseo de decir a nadie lo que no pueda decirse siempre entre gente bien educada.
El niño recibe casi toda su educación en los dos primeros años de su vida; no nos apercibimos de ello porque él no sabe hablar.
La incultura es una de las desgracias de mi país. Yo pago primero a un maestro y después a un general.