La caridad comienza por nosotros mismos, y la mayoría de las veces acaba donde comienza.
La caridad crea multitud de pecados.
Donde no hay caridad, no puede haber justicia.
La caridad no ha de ser más que el camino que conduce a la equidad.
A veces el saber dar es más fácil que el saber recibir.
La caridad universal consiste en que cada uno viva de su trabajo y no del de los demás. Fuera del intercambio y la solidaridad, todo lo demás es vergonzoso e infecundo. La fraternidad humana estriba en el concurso de todos para producir y distribuir equivalentemente los frutos.
La caridad de los ricos no es más que la forma del remordimiento.