El carácter definitivo del hombre es la voluntad; el de la mujer, la sumisión; tal es la ley de los sexos.
El carácter es aquello que revela la finalidad moral, poniendo de manifiesta la clase de cosas que un hombre prefiere o evita.
El buen carácter depende en conceder poca importancia a lo que a ti te afecta, y estimar en mucho lo que se refiere a los demás.