Lo mejor para el sabio es no parecerlo.
No es sabio el que sabe muchas cosas, sino el que sabe cosas útiles.
El que no es envidiado no es admirado.
El que es capaz de cualquier cosa, fácilmente es arrastrado a creer que puede atreverse a todo.
Es verdad que los dioses dependen de la derrota; mas también es común que ciudad tomada, los dioses la abandonan.
Las desdichas humanas tienen matices múltiples; nunca se vuelven a encontrar el mismo matiz de dolor.
Es bueno aprender a ser juicioso en la escuela del dolor.