Hay un punto límite en que la paciencia deja de ser virtud.
Aplasta en el disimulo las falsedades de los calumniadores, supera con la paciencia los agravios de los detractores.
Sé paciente con todo el mundo; pero sobre todo contigo mismo.
¡Cuán desgraciados son aquellos que no tienen paciencia! ¿Qué herida se ha curado en un instante?
El hombre que predica paciencia nunca ha conocido el dolor.
A los que tienen paciencia, las pérdidas se les convierten en ganancias, los trabajos en merecimientos y las batallas en coronas.
La paciencia es el mejor remedio para todas las tribulaciones.