La madre de las artes prácticas es la necesidad; la de las bellas artes es el lujo. El padre de las primeras es la inteligencia y el de las segundas, el genio, que es de por sí una especie de lujo.
Toda obra de arte es necesariamente ambigua.
Ninguna obra de arte puede ser grande sino en la medida en que engaña; ser otra cosa sólo es prerrogativa de la naturaleza.
La creación artística es el contacto con los demás, la unión comprensiva y amorosa.
La misión del arte no es copiar la naturaleza, sino expresarla.
Todo el arte no pasa de ser una imitación de la naturaleza.
El arte ha de ser, ante todo, un halago a los sentidos.