Se vive con la esperanza de llegar a ser un recuerdo.
La memoria es el espejo donde vemos a los ausentes.
Vivir en el recuerdo es el más perfecto modo de vida que se puede imaginar.
Con maderas de recuerdos armamos las esperanzas.
Los recuerdos tienen más poesía que las esperanzas; como las ruinas son mucho más poéticas que los planos de un edificio en proyecto.
Se vive en el recuerdo y por el recuerdo, y nuestra vida espiritual no es el esfuerzo de nuestro pasado por hacerse porvenir.
Sólo aquel que conoce la añoranza podrá saber el tamaño de mi sufrimiento.