El llanto es gustoso y dulce a los desventurados y afligidos.
El número de locos es tan grande, que la prudencia se ve obligada a ponerse bajo su protección.
La naturaleza no podrá decirse plena ni perfectamente feliz si no alcanzare lo que demanda.
Sabe vivir bien el que sabe orar bien.
El orgullo es la fuente de todas las enfermedades, porque es la fuente de todos los vicios. Es temible aun en el bien que hacemos, y el deseo de la aprobación y de la gloria destruye lo que pudiéramos hacer de más glorioso o digno de aprobación.
Se puede ser cruel al perdonar, y misericordioso al castigar.
¿Acaso porque eres rico tienes dos estómagos que llenar?
Han sufrido en la medida en que se entregaron al dolor.
Así como la constancia no deja que el hombre se pervierta, la terquedad no deja que se corrija.
¿Qué es, pues, el tiempo? Si nadie me lo pregunta, lo sé; si quiero explicarlo a quien me lo pide, no lo sé.
Negar la verdad es un adulterio del corazón.
No hay un vicio que sea tan contrario a la naturaleza que ofrezca toda huella de ésta.