Abandónate al destino y adáptate a las circunstancias, pues lo que está escrito no se borra porque tú quieras.
No malgastes el tiempo en frívolas disputas; funesto a la ve rdad es argumentar creencias y doctrinas que no deben discutirse.
Nada me queda de mis años: un libro lleno de equivocaciones, comenzando con la mentira y cerrando con la nada.