Árboles prodigiosos, ¿cuál la mente que así os quiso agrupar? ¿Cuál fue la mano que así os plantó?
La copa de los árboles pomposa grata sombra nos da, nido a las aves, y dulce juego al céfiro lascivo.
Y a las playas remotas de occidente corrí desde el humilde Manzanares por contemplar tu gloria y adorarte también, dios de los mares.