La dicha estriba en el tránsito a una mayor perfección.
La suprema felicidad no es la recompensa de la virtud, sino la virtud misma.
El orgullo es una especie de placer producido por el hombre que piensa demasiado bien acerca de sí mismo.
La alegría es el tránsito del hombre de menor a mayor perfección; la tristeza es el tránsito de mayor a menor perfección.