Estoy seguro que escribo este Réquiem para mis propios funerales.
Basta con ese oráculo, no necesito más.
Nadie es aceptado como profeta en su tierra.
No hay presagios. El destino no manda heraldos. Es harto sabio o cruel para hacerlo.
Apuesto a que antes de veinte años las palabras contra natura, antifísico, etc., no podrán tomarse en serio.
Hoy comienza para el mundo una nueva era y debéis estar satisfechos de poder decir que la habéis visto nacer.
Haz buena provisión de papel y tinta, que yo te daré ocasión de escribir grandes hazañas.