El hombre bueno siempre está contento.
Aunque se goce cien veces de una dicha perfecta, no está uno contento si alguien no lo sabe.
Si observáis con atención a las personas que no pueden alabar, que siempre censuran, que nunca están contentas con nadie, reconoceréis que son las mismas que quienes nadie está contento.
Más tolerable es el no adquirir que el perder; más contentos viven aquellos en quienes nunca puso sus ojos la fortuna, que aquellos a quienes abandonó.
Estar contentos con poco es difícil, con mucho, imposible.
En este mundo villano, es rico el que está contento.
De risa y no de lágrimas es mejor escribir, ya que reír siempre es lo más humano.