El mundo es de Dios y lo alquila a los valientes.
El perrito faldero sospecha que todo el universo conspira para cogerle el sitio.
Es fácil hablar claro cuando no va a decirse toda la verdad.
Hemos sido llamados al concierto de este mundo para tocar de la mejor manera posible nuestro instrumento.
El que lleva su farol a la espalda, no echa delante más que su sombra.
No es amigo quien ríe mis risas, sino quien llora mis lágrimas.
Una vez soñamos los dos que no nos conocíamos. Y nos despertamos a ver si era verdad que nos amábamos.