Las grandes venturas que viendo de improvisto, siempre traen consigo alguna sospecha.
Cada uno es artífice de su ventura.
Las venturas más dulces para el alma son las que nos llegan sin esperarlas.
A buscar ventura, que la halle el que se muda.
Se agrega lo mismo la desgracia que la ventura y jamás somos ni tan afortunados ni tan desgraciados como dice la fama.
Las lecciones de la experiencia sólo muestran los largos periodos de desastres interrumpidos por relámpagos de ventura.
En las desdichas, siempre deja la ventura una puerta abierta para dar remedio a ellas.