Las faltas de las mujeres son otras tantas actas de acusación contra el egoísmo, la indiferencia y la incapacidad de los maridos.
Aquel que mira a una mujer codiciándola ha cometido ya adulterio en su corazón al desearla.
Es posible encontrar mujeres que jamás hayan tenido un amorío, pero es difícil encontrar quien no haya tenido más que uno.
Dos amantes se enamoraron con frecuencia por cualidades que no tienen, y se separan por defectos que tampoco tienen.
La que se casa muchas veces, no se casa: es una adúltera dentro de la ley.
No se es amigo de una mujer cuando se puede ser su amante.
Lo que menos hay en los amoríos, es amor.