Para poder resignarse es menester carácter.
La resignación es un suicidio cotidiano.
¡Resignación! Qué triste palabra y sin embargo es el único refugio que queda.
Aquel que se acomoda a lo que fatalmente sucede, es sabio y apto para el conocimiento de las cosas divinas.
¿Sabe la flor que por ella se resigna la raíz a no conocer la estrella?
Cree en el corazón de tu madre; los caminos tortuosos no conducen a nada bueno, la paciencia y la resignación deben ser nuestras principales virtudes.
Se hace ligera la carga que se sabe llevar bien.