A menudo, entre nuestros motivos de acción, hay uno más poderoso que los demás: es el que no se dice.
A menudo, en nuestros motivos de acción hay uno más poderoso que los demás: es el que no se dice.
Si en la república de las plantas existiese el sufragio universal, las ortigas exiliarían a las rosas.
No hay nada trágico para las almas pequeñas. La tragedia no depende del acontecimiento sino del héroe.