El adulto debe guardar ante el niño, por pequeño que sea, el mismo respeto que ante su Dios.
Cuando un niño nos mira, se siente que Dios nos sondea.
La ternura entrañable hacia el niño es un rasgo típico de los hombres muy viriles.
¡Que jamás vea, Señor, el verano sin rojas flores, la jaula sin pájaros, la colmena sin abejas y la casa sin niños!
Los niños son como quieren que sean aquellos que los aman; es un don de la naturaleza que pierden al crecer.
¿Quién puede describirnos a un niño tal cual es?
No creemos que un niño es un ángel, la original imperfección nos parece evidente.