La vida es una perseverancia.
Es preciso saber lo que se quiere. Hay que tener el valor de decirlo y, cuando se dice, es menester tener el coraje de hacerlo.
La peor enfermedad del alma es el frío.
El hombre absurdo es el que no cambia nunca.
Es preciso saber lo que se quiere: cuando se quiere hay que tener el valor de decirlo, y cuando se dice, es menester el coraje de realizarlo.
El que tiene toda la fuerza y no usa de ella cuando la ocasión precisa, ejerce uno de los más abominables abusos de la fuerza.