No hay hombres cultos: hay hombres que se cultivan.
No me diga usted que el problema es difícil. Si no lo fuera, no sería un problema.
No hay hombre cultivado, sólo hay hombres que se cultivan.
Ni la fuerza del ejército ni la capacidad de las armas, sino la fuerza del ánimo, es lo que logra las victorias.
La guerra es un conflicto de fuerzas morales; la victoria es la superioridad moral en el vencedor y depresión moral en el vencido.