La insignificancia es siempre una garantía de seguridad.
Mucho más seguro es estar en sujeción que en mando.
El que se apoya en los demás, ve cómo vacila el mundo; el que se apoya en sí mismo se mantiene seguro.
Lo más seguro consiste en dar a cada uno algo que defender.
No harán muy grandes cosas los vacilantes que dudan de la seguridad.
Más fácil es encerrarse en su casa que guardase todo fuera de ella.