Rechacemos el rebuscamiento. Uno de los mayores encantos del hombre es la naturalidad.
La verdadera elocuencia consiste en no decir más de lo que es preciso.
La naturaleza vuelve a los hombres elocuentes en las grandes pasiones y en los grandes intereses.
Los hombres son más elocuentes que las mujeres, quienes tienen mayor poder de persuasión.
El que seduce a un juez con el prestigio de su elocuencia me parece más culpable que el que lo corrompe con dinero.