El placer es el bien primero. Es el comienza de toda preferencia y de toda aversión. Es la ausencia de dolor en el cuerpo y de inquietud en al alma.
El placer y el dolor son los únicos resortes de los actos del hombre y lo serán siempre.
Existe también una especie de placer pariente de la tristeza.
Sin verdaderas necesidades no hay verdaderos placeres.
El placer no está en las cosas, sino en nosotros mismos.
Considera en cada placer no cómo comienza sino cómo termina.
El exceso del placer no es placer.