Los niños merecen el máximo respeto.
El medio mejor para hacer buenos a los niños, es hacerlos felices.
En cada niño nace la humanidad.
Los que no tienen, ni pasado ni futuro y gozan del presente, cosa que a nosotros no nos sucede mucho.
No comprimas con mucha fuerza y vigor la mano de un niño tierno.
La disposición de los niños a una perversión polimorfa puede ser considerada como la fuente de un gran número de nuestras virtudes.
Hay en el niño algo de hombre desde la cuna, como hay en el hombre algo de niño hasta la tumba.