Si volviera a nacer, haría casi todo lo que he hecho: excepto que no me crearía los mismos ingratos; pero esto es igual, pues me haría otros.
La ingratitud es hija de la soberbia.
Los hombres, cuando reciben un mal lo escriben sobre un mármol; más si se trata de un bien, lo hacen en el polvo.
Los hombres no solamente suelen olvidar los beneficios recibidos, sino que llegan a odiar a los que se los hicieron.