Un instante de gozo del corazón, vale más que dos horas de placer de los sentidos.
Goza de la vida sin compararla con la de otros.
¿Y por qué has de esconderte? ¡Con lo que se ha gastado de sol, de luna en hacer este mundo! Gocemos de él y así salvaremos a Dios del compromiso de haberse permitido tal derroche.