La fortuna se mueve aprisa, y casi todos los hombres despacio. Por eso no la alcanzan.
De todo los medios que conducen a la fortuna, lo más seguros son la perseverancia y el trabajo.
No hay espectáculo más grandioso y sublime para los dioses y los mortales que el ver al hombre de bien peleado por la fortuna.
No es dichoso aquel a quien la fortuna no puede dar más, sino aquel a quien no puede quitar nada.