La fuerza del carácter con frecuencia no es más que debilidad de sentimientos.
Lo que falta a los hombres en las grandes circunstancias no es el talento ni el juicio, sino el carácter y la voluntad. Con frecuencia trae más daño la debilidad y la propia desconfianza en sí mismo que la presunción y la extrema vivacidad.