Saber es asunto de muy reducido número; la masa debe creer y no preocuparse del resto.
Algo más claro y digno de atención es ver correr todo un pueblo a las armas y dejarse diezmar por defender una idea, que no verlo ir a los comicios a votar.
Un pueblo sin alma es solamente una turba.
Existe una dificultad inmensa en abrir los ojos a la gente. Conmoverla y destrozarle el alma, es cosa fácil; lo difícil es hacer que entre la luz en su cerebro.
Al salir a la calle las ideas son el incendio popular las teas.
Medio pueblo con odio vale por un pueblo entero.