Quien de ordinario probó agrios de madrastra amaine en los empeños, no terquee que suele ser de plomo el desfavor.
Debemos hacernos flexibles y no entregarnos con terquedad a las determinaciones que tomamos al pasar a aquellas a que el azar nos conduce.
Reflexiona que común a todos los hombres el error se enmienda, porque la terquedad acusa ignorancia.
Treinta frailes y su prior no pueden hacer que un asno rebuzne, si no quiere.