Primero se ha de reinar en las voluntades y después en las posibilidades.
Cuando se evita a un muchacho la posibilidad de que cometa un error, se le evita también la posibilidad de que desarrolle su iniciativa.
Lleva cada uno, varios hombres posibles, una multiplicidad de destinos, y según realizamos algo, perdemos posibilidades.Y luego, suspiramos exclamando: ¡Oh, si entonces hubiera hecho otra cosa!
El hombre deja de ser joven cuando cancela las posibilidades futuras y se vuelve prematuramente adulto, es decir, se entrega a una actitud de beneficio propio.