No abandones tu embarcación en el mar de la suerte, sigue remando pero rema con desembarazo y reflexiona una vez más.
Con frecuencia una falsa alegría vale más que una tristeza cuya causa es verdadera.
Aparta la amistad de la persona que si te ve en riesgo te abandona.
Que cada uno de tus actos, palabras y pensamientos sean los de un hombre que, acaso en ese instante, haya de abandonar la vida.
No es decoroso que quien tiene armas en las manos, busque la salvación en los inermes pies.
Los amigos nos abandonarán con demasiada facilidad, pero nuestros enemigos son implacables.
Hay muchas cosas que abandonaríamos si no temiéramos que otros pudieran recogerlas.