El avaro vive siempre en la miseria por temor a la miseria.
La civilización oprime o regala al cuerpo y la cultura al espíritu.
El único mérito de algunas compañías es el de hacernos estimar la soledad.
La constancia que tiene precio, no es más que una mercancía.
La cortesía da más lustre al que la prodiga que al que la recibe.
La crítica pensante suele ser simple desahogo.
Las mulas se parecen a algunos críticos de arte; pueden dar coces, pero no producir.
Un verdadero crítico no tiene más que saber el autor a quien critica. Un criticón puede serlo cualquier necio.
El cruel sólo se ensaña cuando no corre ningún peligro.