La lengua del amor está en los ajos.
La belleza, cuanto menos vestida, mejor vestida está.
Las calamidades son las verdaderas piedras de toque para el hombre.
El aposento que contiene mis libros, mis mejores amigos, representa para mí una espléndida corte: converso frecuentemente con los viejos sabios y los viejos filósofos.