Dos personas no se penetran nunca hasta el alma, hasta el fondo de sus pensamientos; caminan el uno junto al otro; a veces abrazados, pero no fundidos, y el ser moral de cada uno de nosotros se mantiene aislado durante toda la vida.
El hombre que ama con normalidad bajo el sol, adora frenéticamente bajo la luna.
El patriotismo es el huevo donde nacen las guerras.
Nuestro gran tormento en la vida proviene de que estamos eternamente solos, y todos nuestros esfuerzos, todos nuestros actos sólo tienden a huir de esa soledad.
La realidad implacable me conduciría al suicidio, si el sueño no me permitiese esperar.