La felicidad o desgracia de la vejez no es, frecuentemente, otra cosa que el resultado de nuestra vidas pasada.
Generalmente nos lamentamos demasiado, y es que sufrimos pataleando y, en cambio, gozamos en silencio.
Envejecer es todavía el único medio que se ha encontrado para vivir mucho tiempo.
No se han hecho ni han de hacerse cosas grandes e inmortales sin arriesgar el todo por el todo.