Si quieres a una mujer sin declararlo, ella se siente adulada por tal timidez y, a sus ojos, tú eres un hombre peligroso. Pero si tu timidez se prolonga demasiado, se enoja y acaba llamándote asno.
¿Por qué es tan difícil querer, mientras tan difícil es desear? Porque en el deseo se expresa la importancia, y en el querer, la fuerza.