Lo peor de un pelmazo no es que no quiera dejar de hablar, sino que no quiera que tú dejes de escuchar.
En toda jerarquía, cualquier empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia.
Si usted no sabe a dónde va, probablemente acabará llegando a cualquier otro lugar.
Hay dos clases de perdedores: el buen perdedor y el que no puede disimularlo.
Somos gente extraña. Nos pasamos la vida haciendo cosas que detestamos con objeto de ganar dinero para comprar cosas que no necesitamos e impresionar a personas que no nos caen bien.
Un optimista espera que sus sueños se hagan realidad; un pesimista lo espera de sus pesadillas.
Muchas veces el hombre consigue llegar a lo alto de la escalera, y entonces descubre que la había apoyado en la pared equivocada.