La más ridícula de todas las pretensiones es la de querer agradar a todos.
Con los negocios sucede lo mismo que con el baile: es indispensable que las personas bailen al compás.
El hombre más inútil es el que no sabe mandar ni obedecer.
El aire hace al águila.
El talento se forma en la calma; el carácter en el torrente del mundo.
No basta saber, se debe también aplicar. No es suficiente querer, se debe también hacer.
Sobre las rosas se puede filosofar; tratándose de patatas hay que comer.