Un día mi abuelo me dijo que hay dos tipos de personas: la que trabajan y las que buscan el mérito. Me dijo que tratara de estar en el primer grupo: hay menos competencia.
La historia es el mejor maestro con los púlpitos distraídos.
Hay que vigilar a los ministros que no pueden hacer nada sin dinero y a aquellos que quieren hacerlo todo sólo con dinero.
Con el puño cerrado no se puede intercambiar un apretón de manos.